26 de noviembre de 2008

20 de noviembre de 2008

Jornada de protesta


Los sindicatos de la CTA Río Negro llevaron adelante una jornada de protesta en demanda de:

- Urgente recomposición salarial para todos los estatales de la Provincia.

- Democratización del IPROSS (se entregarán firmas en la sede central del IPROSS)

- Por la renuncia de los ministros Uría y Pega, responsables directo de la operación "Flavors" que atentó contra los sectores más vulnerables de la provincia.

- Derogación de las Resoluciones 1127 y 1586/08 del Consejo Provincial de Educación.

- Paritarias libres y respetadas para todos los estatales.

A partir de las 12 hs., dirigentes y delegados gremiales concentraron frente a la casa de gobierno donde exigieron la renuncia de los Ministros de Salud y Familia. Allí hablaron Aldo Capreti de ATE, Nelson Belich de Sitrajur, Marcelo Nervi de la UnTER y Luis Giannini de la CTA. Desde la calle Laprida marcharon al IPROSS donde los trabajadores tuvieron que forcejear con los policías ante la negativa de recepción de los funcionarios que, ante la situación, finalmente recibieron las firmas solicitando la elección directa de los vocales del IPROSS, no sucedió así en el Ministerio donde según las fuerzas de seguridad los funcionarios se dieron a la fuga minutos antes que llegaran los docentes. Ante esta situación se registraron forcejeos con la policía en cuyas filas se observaron efectivos armados.

"Hace más de un año que denunciamos los incumplimientos del gobierno y que recorremos los organismos entregando petitorio. La respuesta es la indiferencia y la provocación. La paciencia de los trabajadores tiene un límite y este es el nuestro", advirtió el Secretario de la UnTER, Marcelo Nervi, frente al Ministerio de Educación.

Viedma, martes 18 de noviembre de 2008

Pedro Bichara, Secretario de Prensa

UnTER Central

15 de noviembre de 2008

"Bombita" Rodriguez...

¿Tienen ganas de pensar?

Primero miren el video y después bajen este archivo de audio y escúchenlo...

Después hablamos...



Nuevo informe del Vocal Gremial (33)

Se han publicado un nuevo informa del Vocal Gremial en el CPE.


Leer desde aquí.

13 de noviembre de 2008

CTA: personería gremial

Libertad y democracia sindical
La CTA insistirá con el reclamo de la personería

[13/11/2008 - ACTA] La conducción de la CTA se reunirá mañana, a las 13, con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para reiterar su histórico reclamo de personería gremial y ratificar su pedido de cese de suspensiones y despidos por 180 días. El fallo de la Corte Suprema de Justicia fija un antes y un después en el quehacer institucional del movimiento de los trabajadores.

Aunque el pedido de audiencia había sido tramitado con anterioridad, el fulminante fallo dictado por la Corte Suprema de Justicia habilitando la posibilidad de elección de delegados afiliados a organizaciones simplemente inscriptas, atizó la fuerza del reclamo de la CTA para que el gobierno ponga punto final a la mora en otorgarle la personería gremial.

En realidad, más de dos mil organizaciones sindicales revisten en calidad de simplemente inscriptas en todo el país, y algo así como mil ochocientas se encuentran en la dulce espera -en algunos casos desde hace años- para que el Ministerio de Trabajo les certifique su inscripción gremial.

La Central de Trabajadores de la Argentina solicitó la audiencia con el ministro Tomada, que se concretará mañana, a las 13, para transmitirle la necesidad de que el gobierno tome cartas en el asunto para que los grupos empresarios cesen con las suspensiones y despidos, so pretexto de la crisis financiera internacional.

Al respecto, la dirigencia de la Central se inclina más por esta herramienta y deja para una segunda instancia la posibilidad de reinstalar el pago de doble indemnización en caso de despidos, en el convencimiento de que hay que obturar ya cualquier posibilidad de hemorragia en los puestos de trabajo recuperados a partir de la bonanza económica de los últimos seis años.

El histórico fallo de la corte que quita la exclusividad a las organizaciones con personería gremial para representar a los trabajadores en los lugares de trabajo y abre las puertas para que puedan hacerlo según su leal saber y entender a través de organizaciones simplemente inscriptas, dotará de nuevos condimentos al encuentro de mañana con Tomada.

Vamos por más

La CTA anunció que va por más tras el fallo de la Corte Suprema sobre libertad sindical: con esa decisión como aval, insistirá en su hasta ahora frustrado pedido de que el Gobierno le otorgue la personería gremial y la reconozca como central obrera con el mismo estatus que la CGT.

"Vamos a ir con el as de espadas", fue la metáfora que el titular de la CTA, Hugo Yasky, pidió prestada ayer al criollo juego del truco, al formular el anticipo de que ahora se insistirá ante el Ministerio de Trabajo.

Precisó que "se trata nada más ni nada menos que de una resolución de la Corte votada por seis de sus siete miembros que avala el pedido de la CTA".

Para Yasky, "por primera vez la Corte establece que los convenios de la Organización Internacional del Trabajo son de cumplimiento obligatorio para la Argentina".

"Pensábamos que ya no había nada más que agregar al trámite por la personería gremial que tenemos en el Ministerio de Trabajo, pero sin lugar a dudas ahora hay que incorporar este fallo", explicó Yasky.

La CTA viene pidiendo desde hace años el reconocimiento como central con las mismas facultades que la CGT.

La tradicional y dura oposición cegetista al reconocimiento a la CTA, unida a la desconfianza del propio Gobierno y de algunos sectores empresariales a los posicionamientos más combativos de la central alternativa, pesaron lo suficiente como para que el pedido siguiera sin encontrar satisfacción.

El año pasado, durante la asamblea anual de la organización, y en presencia de Cristina Kirchner que había concurrido como senadora y candidata presidencial, la OIT dio un inusitado apoyo al pedido de personería gremial formulado por la CTA.

Ese apoyo incluyó una exhortación directa al Gobierno argentino con concretar ese reconocimiento, y también la exigencia de que se llevaran a cabo modificaciones en la legislación argentina para adecuarla a los criterios de libertad sindical de los convenios de la OIT.

A poco de asumir el Gobierno, la Presidenta convocó a una reunión a la conducción de la CTA. El diálogo fue duro y cargado de reproches al combativismo de la central por parte de Cristina Kirchner.

Como corolario, la Presidenta hizo una verónica en relación con el tema de la personería gremial y remitió a los dirigentes de la CTA al mismo trámite en el Ministerio de Trabajo que está trabado desde hace años.

Proyectos de Basteiro y Bonasso

El diputado socialista Ariel Basteiro presentará la semana próxima un proyecto de ley para modificar el artículo 41 de la Ley de Asociaciones Profesionales, que fue declarado inconstitucional por el fallo de la Corte Suprema de Justicia.

En el mismo sentido se pronunció el diputado Miguel Bonasso, quien propuso, en sustitución del artículo 41 de la ley 23.551, que “para ejercer funciones sindicales se requiera estar afiliado a una asociación sindical con ámbito de actuación en la empresa y ser elegido en comicios convocados por ésta, en el lugar donde se presten los servicios, por el voto directo y secreto de los trabajadores cuya representación deberá ejercer”.

Basteiro, además, presentó un proyecto de declaración de “beneplácito” por el fallo de la Corte que hizo lugar a un planteo de ATE, un gremio que forma parte de la CTA.

En tanto, Basteiro propuso ir hacia un modelo europeo de libertad sindical, en el que hay un marco normativo, pero conviven distintas centrales sindicales con un grado de representación proporcional.

12 de noviembre de 2008

Histórico fallo de la Corte Suprema

Libertad y democracia sindical
Histórico fallo de la Corte Suprema

[11/11/2008 - ACTA] El máximo tribunal determina que no es necesario estar afiliado a un gremio con personería gremial para ser delegado. Al fallar a favor de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA), declaró inconstitucional el artículo que establecía esa condición y abrió una brecha para el histórico reclamo de la Central.

En un fallo que hará historia, y con el voto unánime de sus siete jueces, la Corte Suprema de Justicia defendió la libertad de agremiación de los trabajadores y declaró inconstitucional la exclusividad que tienen los sindicatos con personería gremial en la representación de sus afiliados. También anuló la obligatoriedad de estar afiliado a un sindicato con personería gremial para ser elegido representante de un sector de trabajadores.

Con esta decisión, se abre las puertas a la libertad de afiliación de los trabajadores y al derecho a crear y constituir nuevos sindicatos sin previa autorización.

El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, consideró que esta decisión “cambia totalmente la situación actual, es un antes y un después". Y agregó: “devuelve la libertad a los trabajadores para elegir a quien ellos consideren mejor”.

“La medida democratiza la libre organización de los trabajadores”, dijo el dirigente y remarcó: "Aquellos que han sido elegidos seguirán teniendo su mandato, sólo que ahora no nos van a limitar a quienes no tenemos personería". Y concluyó: "Nunca la libertad genera ningún riesgo, los riegos se generan cuando se desconocen los derechos de los mas débiles".

Por su parte, el titular de la ATE y secretario adjunto de la Central, Pablo Micheli, calificó la decisión como “un fallo histórico” y expresó: "La resolución de la Corte democratiza al sindicalismo. La CTA tiene 1.400.000 afiliados y no tener personería nos impide negociar frente al Ministerio de Trabajo".

"Esto cambia el mapa sindical. Ahora quedamos a la espera de que la Presidenta firme el decreto dándonos la personería gremial. Es un fallo que favorece a la democracia", sostuvo el dirigente estatal. En el mismo sentido, Yasky reconoció que la Casa Rosada "demora el reconocimiento" de la Central por "fuertes presiones del empresariado y la CGT, y porque en el propio Gobierno no hay determinación política para hacerlo".

"La CTA es una central que no goza de los mismos derechos que la CGT, porque cree en la autonomía, en la no subordinación a los partidos políticos, ni al Estado, ni a ningún poder económico", remarcó el titular de la CTA.

Qué dice el fallo

En esencia, la Corte falló sobre un conflicto que enfrentó a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CTA) con el gremio que agrupa al Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA). A raíz de una convocatoria a elecciones de delegados hecha por ATE, PECIFA se opuso porque consideró que sólo ella tenía facultades para convocar a elecciones en razón de la personería gremial que le fue dada por el Ministerio de Trabajo.

PECIFA se amparaba en el artículo 41 de la Ley 23.551, de asociaciones sindicales, que requiere "estar afiliado a la respectiva asociación sindical con personería gremial y ser elegido en comicios convocados por ésta".

Después de dos fallos adversos a ATE, la Corte emitió hoy una sentencia que declara inconstitucional el artículo 41 de la Ley 23.551, con lo que, a futuro mediato, inmediato y lejano, abre las puertas para un mayor pluralismo y libertad sindical.

Sin que el fallo lo diga taxativamente, la inconstitucionalidad del artículo 41 habilita a la creación de más de un sindicato por rama, a la posibilidad de que una organización gremial actúe sin que el Ministerio de Trabajo le otorgue la personería gremial, obliga de alguna manera al Ministerio a dar personería a más de un gremio por rama y permite incluso la creación de más de una central obrera.

En los fundamentos del fallo la Corte hace referencia a convenios internacionales, entre ellos uno con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que Argentina nunca cumplió.

"En resumida cuenta, hay una diferencia fundamental entre el monopolio sindical instituido o mantenido por la ley directa o indirectamente y el que voluntaria y libremente quieran establecer los trabajadores. El primero, cuando trasciende los límites señalados en este considerando está en contradicción con las normas expresas del Convenio 87 OIT, el cual, aún cuando manifiestamente no apunta a imponer el pluralismo sindical, sí exige que éste sea posible en todos los casos", expresa el fallo.

Y agrega: "El artículo 41, inciso a, de la citada ley viola el derecho a la libertad de asociación sindical amparado tanto por el articulo 14 bis de la Constitución nacional como por las normas de raigambre internacional de las que se ha hecho mérito, en la medida en que exige que los delegados de personal y los integrantes de las comisiones internas y organismos similares previstos en el artículo 40 deban estar afiliados a las respectiva asociación sindical con personaría gremial y ser elegidos en comicios convocados por ésta".


www.agenciacta.org.ar


11 de noviembre de 2008

Nuestro derecho a quejarnos

Estuve/imos varias horas pensando sobre este artículo y discutiendo....
Por lo que dice, por el autor, por el diario en que aparece...
Pero a diferencia de X, no te vamos a bajar línea...
Leelo, pensalo discutilo y ojalá te genere cosas interesantes...

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Nuestro derecho a quejarnos
Por Alejandro Rozitchner
Para LA NACION

Lunes 22 de abril de 2002.

Quejarse es lindo, pero no sirve para nada. Peor, el constante reclamo de la ciudadanía tiene un efecto inverso: termina por consolidar y fomentar las formas que dice querer combatir. El reclamo más típico tiene el tono del huésped de un hotel que llama a la recepción para quejarse del mal servicio. En estos días aparece interminablemente por radio, en las cartas de lectores de los diarios o incluso en la actitud irritante de algunos periodistas televisivos. Así aludimos al Gobierno, al Estado, a los políticos, a las corporaciones como entidades que no nos atienden como merecemos. Pero el cliente del hotel paga por su habitación y así obtiene el derecho a ser servido. ¿Por qué tendríamos nosotros como comunidad derecho a un gobierno mejor?

Para responder esta pregunta tenemos que repensar qué es un derecho. Un derecho existe, según la límpida visión de Nietzsche, cuando hay en su base un poder capaz de sostenerlo. Por ejemplo, hay derechos humanos en un país si hubo previamente una fuerza pública capaz de instalar un poder comunitario que tuviera la fuerza para hacerlos respetar, capaz de contener y castigar todo intento de faltar a esas premisas. Pero los derechos no existen de por sí, por mera formulación bienintencionada. En esa creencia vivimos, y a partir de esa creencia falsa, de esa distorsionada percepción del funcionamiento de la sociedad, nos indignamos. No habrá derechos de los consumidores hasta que los consumidores no seamos capaces de organizarnos y hacer valer el peso de nuestra fuerza, que puede llegar a ser mucha. No habrá derecho a la educación hasta que no haya un poder ciudadano capaz de hacer valer, a la hora de elaborar el presupuesto, una posición de fuerza que haga respetar una cifra necesaria.

¿Tenemos derecho a indignarnos? No, de ninguna manera. Y no lo tenemos porque nuestra democracia no logró nunca constituir un poder capaz de hacer valer los derechos de ese ciudadano que prefiere pensarse como huésped del hotel del país. Ciudadano que, llegado el caso, se busca otro hotel mejor, donde pueda jugar a sentirse extranjero, sujeto digno de un país mejor que ya encontró hecho: opción legítima en lo individual, pero al mismo tiempo prueba de impotencia colectiva.

Nuestra democracia no fue un campo de representación, ley e intercambio abierto por un poder comunitario. Nuestra democracia proviene de la ineficacia del poder militar para conservar el gobierno. Nuestra democracia no es hija de un pueblo que supo legitimar su deseo de convivencia en la legalidad y en la igualdad, es un bebé que unos delincuentes nos dejaron en la puerta después de robarnos la casa y matar a parte de la familia.

A una democracia débil no se le puede exigir lo que a una democracia fuerte: es un boceto y no una obra terminada, nuestros derechos civiles son todavía un deseo y no una realidad. ¿Debemos ser conformistas? No, debemos concentrarnos en la tarea de fortalecer la democracia, único camino para que los logros a los que aspiramos puedan ser realizados. Los derechos no se conquistan por la vía de la indignación y del reclamo, pese a que la fanfarronería del enojo guste de plantearlo así. Estas son posiciones pasivas, que consideran que el que debe proveernos de nuestros derechos es un poder superior. ¿Por qué habría de querer hacerlo?

Lucha de poderes

Identifiquemos ese poder superior. Tiene muchas cabezas. ¿Son tal vez las que solemos llamar "corporaciones"? Son en todo caso los mil rostros que protagonizan las luchas de poder que arman nuestra circunstancia. Pero cuidado: esto no es criticable. La realidad es siempre, lo ha sido y lo será, lucha de poderes. Así funciona una sociedad, así funciona la naturaleza (de la cual el animal hombre no queda en modo alguno excluido) y así también lo hace la personalidad, en donde un cúmulo de yoes simultáneos y en conflicto arman la complejidad de la vida individual.

Lo que sí es criticable es la infantil creencia de que la realidad debería ordenarse de otra forma por el simple hecho de que nos gustaría que fuera así. ¿No habrá llegado el momento de darse cuenta de que entre el deseo y su realización media el trabajo para llegar a lograrlo y, por lo tanto, la necesidad de pagar el precio implícito en tal logro? ¿No será la hora de limitar el peso de nuestro yo quejoso, pasivo, indignado y débil para darles más alcance a nuestros yoes más jugados y productivos? No tenemos la democracia que queremos: ¿llamamos indignados para quejarnos?, ¿nos vamos a otro hotel?, ¿o hacemos algo para conseguir lo que decimos querer?

El derecho a que todos los chicos argentinos tengan comida y educación no existe. Es un deseo. Un hermoso deseo. Uno se siente meritorio por su mera formulación, pero no alcanza. Y no es cuestión de opinión, son los hechos: no alcanza. Lograr los deseos requiere poner en juego fuerzas decididas y, sobre todo, activas. Si observamos el conjunto de las naciones, veremos que este deseo no es un logro general de la humanidad. Los países que han llegado a concretarlo debieron hacer un largo trabajo para conseguirlo. ¿Estamos dispuestos nosotros a hacerlo? ¿Sabemos cómo? ¿Somos capaces de aprender lo necesario, de cambiar lo que hay que cambiar, de inventar lo que haya que inventar? ¿Somos capaces de superar la retórica de la indignación, el placer de la queja, la facilidad para ponernos fuera del problema, para representar el digno y dudoso papel de que "si todos fueran como yo las cosas no andarían así"? Tampoco se trata, como a veces solemos erradamente pensar, de recuperar estos derechos, porque en nuestro país no existieron nunca. Hay que lograrlos por primera vez.

El reclamo, la queja, la indignación son apelaciones a un poder paterno o materno que debería proveernos de lo que necesitamos. Pero no se construye democracia con esta actitud de menores de edad. Si nos planteamos la pregunta, la pregunta del momento, la más adecuada, "¿qué hicimos nosotros para merecer esto?", la respuesta probablemente será un correcto "nada". Un "nada" que no nos libera de responsabilidad, sino que, por lo contrario, pone en evidencia el grado de nuestra responsabilidad. Y no se trata de decir que somos todos culpables, porque la "culpa" es una categoría que afecta al pasado y nos esclaviza. Tampoco se trata de borrar las diferencias entre los que han actuado como delincuentes y los que no lo hicimos.

La responsabilidad es nuestra categoría salvadora porque es el único punto de apoyo sobre el cual puede basarse la construcción comunitaria que debemos impulsar, la única salida posible. Resistirse a la noción de responsabilidad es querer seguir reclamando, tal vez por querer continuar con la ilusión de que existe un padre o una madre que algún día nos va a oír y nos va a dar lo que necesitamos. O porque es agradable descargarse y parecer bueno. Es lindo ser chico, pero no sirve para llevar una vida plena, para conseguir trabajo, vivir un gran amor, tener hijos, desarrollar proyectos que se hagan realidad. Hay que crecer. ¿Qué hicimos nosotros para merecer esto? Lo repito: nada. O, en todo caso, no lo suficiente.

La Nación